jueves, 14 de mayo de 2015

XII Carrera de la Mujer

Como algunos ya sabéis, el pasado domingo se celebró la XII Carrera de la Mujer, una carrera con fines solidarios, donde según información de la organización se recaudaron 100.000 euros para la lucha contra el cáncer de mama. En esa carrera participaron más de 32.000 mujeres que tiñeron de rosa las calles de Madrid, y entre ella se encontraba mi mujer. Como en esta ocasión he sido un mero espectador de la carrera, voy a ceder el blog a ella.

Antes de nada agradecer a Manu que me ceda el blog para compartir mi experiencia, he de reconocer que no soy muy buena redactando mis sentimientos/emociones, pero lo intentaré.

La carrera de la mujer ha sido mi primera carrera en “solitario” ya que en las anteriores siempre me había acompañado él, mi marido/mentor. Si es verdad que sola no iba a estar, había 32.000 personas más, pero al hacerla sin él no me veía del todo capaz de terminarla corriendo. Sin embargo ¡¡lo conseguí!!

Llegando a la zona de salida
Los últimos entrenamientos me desanimaron mucho, me daba flato, la respiración iba desacompasada, la mente no conseguía dejarla en blanco (o como nos dijeron en Tailanda, “mente quieta”), en fin mi idea era hacerla corriendo pero si me veía muy mal la terminaría andando. Menos mal que el último entrenamiento me sentó fenomenal, nada de flato, respiración acompasada y la mente…bueno lo de la mente es complicado en mí dejarla en blanco, no puedo evitarlo J

Y llegó el día de la carrera, tras una noche inquieta por los nervios, tocó levantarse, prepararse, preparar al peque y dirigirnos a la zona de salida. Ya en el metro se empezó a ver a chicas con la camiseta rosa, a medida que nos íbamos acercando a Moncloa el rosa era el color predominante de los vagones de metro, si, esa era la marea rosa de la que tanto había oído hablar. Es increíble ver cómo tanta gente se une por una buena causa. Piensas que eres la única “friki” que se levanta a las 6.30 a.m. de un domingo para correr, cuando podrías estar tranquilamente descansando, pero llegas a la zona de salida y ves que no, que hay mucha más gente que decide madrugar.

Llegamos pronto, a la 8 a.m. pero a medida que se acercaban las 9, la hora de salida, los nervios iban apareciendo de nuevo, aunque también era ansia de salir, de recorrer las calles de Madrid y ver qué tal se me daba. Así que cuando dieron la salida estaba deseando cruzar el arco para poner el cronómetro y disfrutar.

En el cajón de salida
La sensación inicial no fue buena del todo, ya que la organización había  delimitado zonas marcadas con tiempos aproximados para las que íbamos a correr y a continuación una zona para las que la iban a hacer andando, pero eso no fue así. Nada más salir ya había gente andando, “estorbando” a las que queríamos correr y en vez de ponerse a un lado iban por el medio de la calle, pero eso no es culpa de la organización si no de la gente que no respeta la señalización.


Ya entrada en carrera, con la dificultad de ir esquivando a las que iban andando (la calle Princesa y Gran Vía las corrí por la acera porque no había manera de adelantar por la calle), me sentí cómoda aunque iba lenta, el primer km lo hice en 6:45 min y eso que era de bajada, en el segundo km, en Gran Vía, ya estaba por los 13:11 min (6,26 min/km). La subida de Gran Vía era lo que más me imponía a la hora de hacer la carrera, ¿iba a ser capaz de subirla entera corriendo? ¿y si me daba flato? ¿y si la tengo que hacer andando?, que vergüenza!, pero no, nada de eso la hice corriendo y muy bien.

Bajamos a Alcalá y subimos hasta la Puerta del Sol donde se encontraba el avituallamiento. Otro punto negativo, no a la organización, si no a la gente, no se puede tirar la botella al suelo o lanzarla, ¡no estás sola hay más corredoras!. Unas cuantas tuve que esquivar para no acabar en el suelo.

A continuación bajamos por la calle Mayor, giramos a la derecha y nos encontrábamos la Catedral de la Almudena y el Palacio Real, ahí estaba el km 5, llevaba ya 32:50 minutos de carrera y me sentía fuerte. En este punto fue cuando ya me di cuenta que si iba a ser capaz de terminarla corriendo. Aunque llegaba la calle Ferraz, que pensaba que no era tan dura, la verdad me sorprendió tanto la inclinación, como que yo aún tuviese fuerzas para subirla a buen ritmo. Ya quedaba poco de carrera, el km 6 ni lo vi, ya iba con la mente en la meta y sobre todo en ver a mis chicos antes de cruzarla, aunque esto no pudo ser por la cantidad de gente que había animándonos.

El pequeñajo y yo animando a mamá
Y llegó el km 7, el tan ansiado km 7, ya solo quedaban 200 metros y lo iba a conseguir, si iba a ser capaz de cruzar la meta, así que esprinté como pude, porque con tanta gente seguía siendo complicado adelantar, y ¡crucé la meta! Con un tiempo total de 44:35 min.

Una vez terminada no me lo creía, hasta tenía ganas de hacer unos kms más, J Todos los miedos que tenía se habían quedado en el olvido y había disfrutado de la experiencia de mi primera carrera en solitario.

En resumen ha sido una experiencia muy bonita y gratificante, a la que me daba mucho respeto enfrentarme sola y que gracias a que mi marido ha creído en mi, ha hecho que yo también me creyese que sería capaz de lograrlo.

En la meta con el pequeñajo

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